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En medio del ruido, del estudio, del trabajo y las redes… haz una pausa.
Pregúntate: ¿A quién estoy esperando? ¿Qué deseo que nazca en mí?
El silencio también puede ser oración.
Reconoce tus miedos, tus errores, tus batallas internas.
El Adviento es tiempo de reconciliación y esperanza, no de culpa.
Dios quiere abrazarte, no juzgarte.
Este tiempo también te invita a mirar el futuro con fe.
Pregúntate: ¿A dónde voy? ¿Qué historia quiero construir con Cristo?
Cada decisión puede ser una semilla que Él transforme en vida.
No te dejes atrapar por el consumismo o las prisas.
Haz gestos pequeños que transformen: escucha, comparte, acompaña.
El amor sencillo es el mejor regalo que puedes ofrecer.
No dejarse llevar por el consumismo, vivir gestos concretos de ayuda, compartir.
Lee la Palabra, prende cada vela del Adviento con sentido,
y deja que la luz de Cristo te recuerde que Él nace también en ti.
✨ Crea tu propio calendario de Adviento con retos diarios:
una oración, un gesto solidario, un momento de silencio.
🤝 Reúnete con tus amigos, familia o grupo juvenil y reflexionen juntos sobre las lecturas de cada domingo.
🕯️ Enciende la corona de Adviento en casa:
cada vela, una promesa nueva, una intención compartida.
💌 Haz una buena obra por día: visita a alguien solo, acompaña a un niño, dona algo que te cueste.
🌅 Reflexiona sobre tu vocación:
¿Qué vida sueñas? ¿Qué lugar ocupa Jesús en ella?
El Adviento es camino y espera, pero también acción y decisión.
Jesús no quiere que solo prepares tu casa, sino tu corazón.
Deja que cada vela encendida sea un recordatorio de que Él viene a dar sentido, alegría y propósito a tu juventud.